“Hasta que mi cuerpo aguante”, 2005
Foto-documento Performance. Duración aprox. 20´
La acción se desarrolla en un espacio vacío y neutro. Los útiles-objetos necesarios para la acción se encuentran en ese lugar; son tres piezas: dos prismas de 15 x 15 x 30 y uno de 15 x 30 x 30 cm, los tres de color negro. La performer vestida de blanco, se acerca a los objetos y se sienta sobre el suelo; a continuación: interactúa con ellos, depositando uno sobre los pies y colocando los otros dos, uno en cada mano. Se tumba y se relaja unos instantes. Posteriormente se incorpora flexionando el cuerpo, de manera que, las dos piezas contenidas en las manos se depositan y chocan sobre la pieza que descansa en ambos pies. La acción y movimientos del propio cuerpo construyen y desplazan una forma cúbica que nace y que renace. Gestos, sonidos y movimientos se repiten sucesivamente. El ritmo y el avance, se hacen constantes, en este direccionamiento cúbico.
Tres prismas constituyen el cubo: tres negros paralelepípedos. Negro que a nivel simbólico, equivale a la ausencia de luz, al abismo, y sobre todo a la falta de movimiento o estatismo. Tres negros fragmentos que dialogan entre sí acerca de su idea de negritud. Lo negro: lo muerto, lo inerte, el espacio no vivo; se refiere de este modo a un interminable número de posibilidades y secuencias, porque la combinación y/o interpretación es infinita y nunca podrá convertirse en una construcción hermética, cerrada o carente de movimiento y significados. Se trata de un cubo construido y reconstruido por la acción del propio autor, un mero cuerpo flexible vestido de blanco, y por el posible pensamiento del espectador. El blanco nos habla de la luz, de la idea de movimiento y al mismo tiempo tiene que ver con la libertad del individuo para configurar su propio acontecimiento en un espacio constructible. En definitiva, un cubo sonoro, rítmico, galopante... que avanza marcando su propio ritmo.