walter - 2007-05-25 00:00:00
Impresionante,movimiento perfecto en toda la obra,un escenario fantastico para unos amantes unicos.Un mordisco de placer para el espectador.Un paraiso moderno en pleno extasis.Sublime!!
Un fuerte abrazo.
JORGE-ERNESTO - 2007-05-10 00:00:00
En esta obra, Arnold Quintero logra con dibujo certero tratar con exquisitez las formas, haciendo que sus pinceles vayan tras sus sueños buscándolos en su eclosión, arrancándole a la inconciencia retazos de escenas que sólo habitan en su psiquis, mientras éstos pastan libres en sus pensamientos que duermen dando vida a un universo de ensoñación, un mundo onírico, que rebusca en el desván del pasado y rasca en el futuro formas nuevas; una mala pasada que le juega a los tiempos, trastocándolos para que se extravíen, para que la anécdota en el lienzo nos recree un sueño imposible, para que haga posible lo que no lo es.
El pintor, superponiendo tiempos diferentes, nos conduce a buscar en el imaginario reminiscencias de un aire veneciano futurista, de ahí, el canal de agua abriéndose paso en la arquitectura y una mujer bella que atrapa su desnudez en una prenda transparente que pegada se desliza siguiendo las líneas de su anatomía, dejándonos al descubierto a una Eva de hoy en pleno trance liberando sus sentidos, en pleno vuelo de un éxtasis que busca con los ojos cerrados en el aroma que le viene de su Adán, a quien seduce induciéndole a la tentación, a lo profano.
Igualmente, recrea sabiamente al partenaire, que se oculta detrás de un antifaz, mientras ella se yergue en el agua mostrando su esplendor, como se muestra la manzana ya mordida, exultante en un paraíso barruntado de tiempos viejos y tiempos nuevos, de ahí , a lo lejos la torre que se pierde entre nubes con su reloj de arena, en disonancia con la arquitectura futurista que domina; donde ella es una Eva moderna y él nos sugiere un personaje de carnaval veneciano que sólo está en la imaginación de la musa, que lo hace levitar desintegrando su anatomía, negándole contacto con la materia.
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Estamos ante una composición equilibrada, estéticamente bien concebida, que se completa con detalles de su propia iconografía, como las burbujas de aire que flotan en la atmósfera y los conos que se pierden a lo lejos; un misterio que el pintor nos lo deja en algunas de sus obras, invitando que la imaginación nos lleve a su universo.
Enhorabuena al pintor por su conocimiento del oficio y su depurada técnica.
Goyo - 2007-04-25 00:00:00
No es una obra fruto del automatismo psíquico, está bien ideada y planificada. Incluso hay unas referencias mítico-teólogicas, un propósito de utilizarlas en otro escenario, lo que se hace patente en la construcción geométrica que rodea a las figuras en contraposición a un techo plagado de formas inquietantes y que quieren dar un mayor realce a los protagonistas que se encuentran en el centro del plano.
Hay una utilización del color en complicidad con una perspectiva que conjuga el tridimensionalismo para hacer más eficaz la representación, la cual también toma indicios alegóricos en un ámbito visual que busca intencionadamente el artificio.
Existe la determinación por parte del artista de mostrar una escena extraída del acervo religioso en un marco futurista remarcado por las formas y volúmenes espaciales en los que supuestamente se representa (¿alusión a un imaginario de ciencia-ficción?). Incluso el dúo que es el objeto primordial es ambiguo por cuanto el personaje masculino, con su ropaje, simboliza un enviado del cielo, mientras la figura femenina, en pleno trance, vestida con una túnica transparente, puede ser una Eva invertida.
En definitiva, obra que con una técnica muy depurada, un tanto artificiosa, nada espóntanea, despliega una magia imaginativa, que tiene el riesgo de limitar con el preciosismo en su ansia de atraer y buscar el aprecio del espectador.
Es preciso esperar a ver más obras de este autor para comprobar si realmente su trabajo se construye sobre la base de crear un mundo plástico original y sólido, en el que el equilibrio y la coherencia le proporcionen la hondura que necesita.
Se puede muchas veces triunfar con grandes cualidades solamente técnicas pero normalmente carecen de espíritu y son amaneradas.
ronald - 2007-04-25 00:00:00
Muy bien, una pintura surrealista, que pienso que ilustra una parodia de Adan y Eva, la manzana , la seducción, una atmosfera futurista. Muy bien tratado el concepto del color y un excelente dibujo.Exitos