JORGE-ERNESTO - 2007-04-25 00:00:00
En estos tiempos que corren, en que todo se robotiza, en que la máquina sustituye al hombre, haciendo que sea prescindible en un mundo de humanos con el pretexto de que es más rápida, más precisa, más fuerte. El hombre en una lucha desigual, trata de imitar a la máquina y actúa como un robot, deshumanizando su comportamiento, dando origen al hombre robot, al hombre máquina y como tal a una sociedad robotizada.
Arias Morales con su robótica nos deja una buena muestra de que el arte sigue vivo, que aunque parezca que en la plástica todo está hecho, hay artistas como él, que crean obras destinadas a trascender el tiempo, como ésta, en la que nos recrea a un grupo de robots humanizados conspirando contra lo humano, o bien podrían ser humanos investidos de robots conspirando para dominarlo todo.
En medio de estos robots, un mundo nuestro, un mundo humano, donde la línea por su geometría sigue de lejos los linderos del cubismo picasiano, y el trazo nos lleva a vestir los planos con una pincelada segura, equilibrada y eficaz, donde tienen cabida todas las gamas de colores, para que la composición tome vida en la iconografía del universo del pintor, “La Robótica”.
La atmósfera en esta obra es una hermosa explosión de color, diría más bien, una sinfonía de colores, donde el pintor no escatima nada a su imaginación, subiéndose en el vuelo de su pincel, para dejar que éste busque el duende de la creación, para que los pigmentos encuentren su sitio en el lienzo, para que la belleza vaya de parto en su encuentro con el color; sin duda arte, arte puro.
Orlando Arias, nos hace una propuesta nueva, innovadora; en esta obra sencillamente genial, nos introduce en un mundo donde los robots son los protagonistas, pareciera advertirnos que estamos dejando que la máquina gobierne nuestras vidas, o bien, que los humanos nos estamos robotizando tanto, que vamos como máquinas.
Enhorabuena al pintor por su excelente trabajo, que además de estar técnicamente muy logrado y llevar al color a su máxima expresión, permite al observador adentrarse en la obra y hacer una reflexión de lo robotizados que vamos por la vida.