En Cielo Roto asistimos a una imagen configurada por dos elementos, uno que evoca a través de la ilusión perceptiva la acción de un sujeto y otro que se encuentra inscrito en la realidad tangible de nuestro entorno. Ambos actúan simultáneamente ofreciendo al espectador una imagen que resignifíca ambas situaciones y sorprende por una claridad descriptiva en la cual se funden y reinventan los mundos de la representación y la realidad. Cielo Roto es muchas cosas: es una excusa para dibujar, es experimentar con la imagen, es una interacción con una parte de nuestra realidad, de nuestro entorno, es entregarle mis dibujos a la lluvia para que dibuje conmigo, es sacarle una imagen al cielo, es un proceso fotográfico (¿hidrográfico?) de subexposición y sobreexposición, es establecer una relación con la ciudad, es encontrar lo simbólico en un objeto cotidiano, es reflexionar acerca de nuestra propia existencia…