A menudo en mi vida me he sentido objeto de deseo y en este sentido he observado que a veces las mujeres nos presentamos ante los hombres como meros objetos sexuales, como mujeres de escaparate…
La vida me ha enseñado que la libertad está en mostrarte tal y como eres sin ninguna pretensión, con naturalidad, reconociendo que somos una individualidad única que debe y merece ser respetada, valorada y amada por lo que somos y no por lo que representamos.
Así, las mujeres debemos reivindicar nuestra libertad de ser.