El castillo de Castelldefels se construyó sobre una villa romana, anteriormente poblado ibérico.
En el siglo X la zona era tierra fronteriza con el Califato musulmán de Córdoba. El conde Sunyer encargó al monasterio de Sant Cugat la organización de lo que en el futuro sería Castelldefels, y empezó a construirse la iglesia de Santa María.
Entre los siglos XIV y XV la iglesia fue fortificada, construyéndose una casa fortificada rodeada de una muralla relativamente grande. Esta casa fortificada desapareció poco después, siendo sustituida por el castillo que hoy conocemos.
En el año 1550 se construyó el cuerpo A del castillo.
En 1717, tras la Guerra de Sucesión (1714), se inician las obras de ampliación de la iglesia, y en 1734 se construyó el cuerpo occidental del castillo, con piedras y ladrillos blanquecinos que dieron a este sector una tonalidad beige.
En 1883 el castillo estaba en ruinas, y en 1897 el banquero barcelonés Manuel Girona compró la baronía del Eramprunyà y encargó la restauración del castillo al arquitecto Enric Sagnier, que respetó su carácter esencial. Se construyó la actual muralla y se rehicieron las torres con criterios historicistas. Asimismo, se incluyeron en la fachada del cuerpo B puertas y ventanas con un aire de gótico tardío y se recreció la torre más alta.
Texto: castillosnet.org/