Al sumergirnos en los estilos y orientaciones del mundo del arte nos resulta laborioso clasificar la personalidad de la obra de Guennadi Ulibin y su temática. Son obras hiperrealistas en las que con asiduidad encontramos elementos surrealistas, objetos que no podemos a veces identificar con certeza. Estos elementos fantasmagóricos junto a la figura humana, realzada por el vivo realismo de su tratamiento, provocan una sensación de realidad irreal en las composiciones de Ulibin, plasmada de manera directa en el sitio que representan. Quizás todos estos factores nos llevan a considerar la obra de Guennadi como un realismo transcendental.
Contemplando las obras de Guennadi Ulibin podemos sentirnos transportados a otra dimensión. Una invitación a visitar y sentir una visión de un mundo infinito y multilateral ajeno a la historia humana creado por el autor, en el que podría estar reflejado el futuro. Una reflexión del ser humano como problema de si mismo, planteada en clave humanista.
Nuevas sensaciones, puertas que parecen conducir a otras dimensiones, o a un futuro alternativo y ¿ lejano ?, accesos a lugares que bien parecen otros planetas, misteriosos y fantásticos.
Sus creaciones nos empujan hacia pensamientos profundos, laberintos de sensaciones en los que habremos de enfrentarnos con múltiples preguntas. Ulibin nos recuerda que el hombre ha recorrido un largo camino en la evolución, creando y destruyendo civilizaciones, pero el futuro nos llama continuamente, obligándonos a continuar en un viaje sin fin a lo desconocido.
Desnudos sobre la tierra desnuda, principal motivo en sus creaciones. La civilización tecnológica ya no existe, solo se ven restos de maquinas inexplicables, siluetas gigantescas que a veces parecen fantasmas que salen de la tierra o se levantan por encima del mar.
Pero el protagonista en sus obras siempre es el ser humano.
A pesar de la aparente tranquilidad que se desprende de las posturas de los protagonistas, se aprecia la enorme energia interior que posee cada uno de ellos. Guennadi Ulibin esta tratando de presentarnos a personas que, parece, de repente, han pasado por causas misteriosas a otra dimensión o a otro mundo. Gente real, de carne y hueso con sus caracteres irrepetibles y únicos, sus pensamientos y sensaciones. Lo que esta plasmando en sus obras es un instante de una vida humana, un momento extraño e inesperado, una situación en la que el protagonista de la obra queda enfrentado consigo mismo, y como consecuencia, para el espectador se produce un efecto de asistencia a la escena, se crea la sensación de acceso al misterio de los pensamientos del otro, aunque en realidad, son reflejos de los propios pensamientos del artista que se sirve del poder del arte. Unos pensamientos transmitidos a través de cada obra y absorbidos por el espectador, a través del prisma de la imagen de la misma obra, de nuevo, con una nueva capacidad de percepción. Así, en la soledad y la concentración de sus personajes el autor crea un universo psicológico.
Cada piedra, cada sombra cumple su papel y forma parte de un juego único en la composición de cada obra obedeciéndo al protagonista- viajero perpetuo, buscador de su sitio en el universo y de explicaciones a su existencia. La desnudez de los personajes tiene lugar casi en todas las escenas, así se subraya la idea de desamparo del ser humano e igualmente se niega la pertenencia a cualquier época.
El tiempo alternativo y su futura historia – es el tema de las obras de Guennadi Ulibin. La creación de atmósferas y situaciones irreales representadas de manera realista producen desasosiego y fascinación, efectos que exigen ser superados para pasar a un segundo nivel en la recepción de la obra. No se enfrenta a un mensaje explícito. Las escenas representadas exigen ser analizadas, pensadas y por fin interpretadas por un espectador al que se invita a participar en la vida de un universo personal, donde, a modo de claves o enigmas los motivos de las composiciones se convierten en los hitos que guardan interrogantes que una vez, asimilados en la conciencia, nos posicionan en un aquí y ahora.
Los paisajes desérticos, rocosos con cielos espectaculares, grandes espacios que llevan la vista hacia el horizonte, se convierten en no – lugares en los que la actividad humana, o quizás, extraterestre, misteriosa e incomprensible ha dejado unos objetos extraños como recuerdos de su civilización . Es esta indeterminación del sentido de los objetos y las utilidades que podrían tener la que obliga a pensar sobre los objetivos inimaginarios de los seres que los han creado. El océano en las obras de Guennadi Ulibin se convierte en un ser vivo, con una tarea constante y monótona - su oleaje, como el pulso que repercute en el ritmo infinito del universo. Las olas insinuan la labor desmenuzadora del tiempo, un tiempo que se muestra monotono, uniforme aunque de una belleza terrible. Desnudando el paisaje de toda referencia, salvo la de su enigmática belleza, se le imprime carácter trascendental y esta desorientación espacio-temporal impulsa una referencia abstracta de un tiempo posthistorico, donde el curso de la historia humana repiensa su valor y sentido. Este sería el marco propicio en el que situar la naturaleza de estas creaciones.