Pons-Tello - 2008-01-15 00:00:00
Este fauno contemporáneo nos escruta con un deje de melancolía en la mirada. Se diría que añora ancestrales músicas y la voz siempre profética de los árboles. Quizás desearía trotar por los exiguos bosques y los pelados prados, antaño frondosos y silvestres.
Ya no suena igual la melodía de los manantiales y torrentes, ni el silbido del viento en las cañadas. La naturaleza de la Antigüedad ya no existe. Y ni él, dios pastoral con patas y cuernos de cabra, puede cambiar el destino absurdo de las cosas.
Nada ya no es como fue. La pérdida y la ausencia se manifiestan en los ojos tristes del fauno. Ojos que vieron mucho y que recuerdan demasiado.