Las últimas investigaciones sobre el funcionamiento del cerebro sostienen que las personas que están realmente enamoradas pierden la capacidad de criticar a sus parejas, es decir, se vuelven incapaces de ver sus defectos, lo que viene a confirmar aquel popular refrán que asegura que "el amor es ciego". Al menos esto es lo que sucede en los casos de amor romántico, en los que se ha detectado que, ante determinados sentimientos, se activan las mismas regiones del cerebro. Lo más curioso del caso, sin embargo, es que, paralelamente a esta estimulación que se produce en las mismas regiones cerebrales, se "desactiva" la zona del cerebro encargada del juicio social y de la evaluación de las personas.