Goyo - 2007-02-19 00:00:00
Esta artista ha optado por circunscribir su pasión pictórica por una síntesis, más allá de eso, por una ascesis que conjuga desprendimiento y soledad.
Los colores tienden a difuminarse, las formas se quedan en signos y soportes de las manchas tenues, que dibujan la esencia de una vivencia que no quiere hacerse presente de forma manifiesta sino velada, tímidamente.
Hay espacios blancos, grises, donde parece producirse un vacío, y hay otros que dividen y desglosan las intermitencias de un pensamiento o de una emoción. Síntesis a través del lenguaje del color sobre un plano que antes no tenía biografía y ahora ya tiene una experiencia que reflejar y ofrecer a la mirada.
Esta artista no está descubriendo sino guiándonos por una historia de soledad, una percepción de su propia duda interior, siendo su propósito una revelación que nos atrape sutilmente en ese juego de color.
Espero que en este caso no le pase como a Cézanne, que siempre se estaba quejando de los resultados obtenidos, y libere y depure su lenguaje hasta hacerlo suyo por completo, si eso es posible.