Jarrón hecho en parte a mano y en parte en el torno de alfarero. Cortado en varios trozos con un hilo de pescar porque no cabe en el horno, evidentemente. Una vez cocido, pegados los trozos y revestidos a la manera escultórica. Más tarde, pintado como se pinta un cuadro, con los mismos materiales. Horneado a 1000º.