PARALELISMO ESTÉTICO: ENTRE EL PINTOR ARTURO RIVERA Y EL POETA FRANCISCO HERNÁNDEZ/ por Berenize GI/ BUAP-Maestría en Estética y Arte
La garganta del ángel
I
Me tiendo a descansar. El ángel canta. En el aire invernal flota la muerte que ciegos pordioseros representan colgados de arbotantes sin fijeza.
La garganta del ángel me contiene. El canto se adelgaza en el sonido de nuestro amor en calma: es el conjuro que repite la boca que se inflama.
¿Pierde belleza el ángel si enmudece? ¿Es terrible su voz cuando se aleja?
las respuestas provienen de los sueños que, con sus ecos de cristal cortado, perfeccionan la música vertida en la canción que alumbra mi reposo.
II
Me tiendo a descansar. El ángel calla. No se percibe nada de su aliento humeante, de su timbre perfecto donde rojos vitrales se astillaban.
Siento su lejanía en la garganta como el agua que falta en el desierto. Busco su libertad entre la hierba, miro su esclavitud en las estrellas, por los frescos del templo lo confirmo: el ángel canta si te sueña mudo y en estatua de nadie te convierte al ver sobre la curva de tu espalda su esbelta sombra de árbol derribado.
(Francisco Hernández, 1996, 333 y 334)