Óleo sobre lienzo utilizando gran cantidad de pigmento, creando relieve muy pastoso. Con incrustaciones de materiales (flores secas, brillantina, cera de vela caliente, etc.). Realizada en un momento de crisis personal y ruptura con la fe católica. Simbólicamente pinté 4 “cabezas” de mí misma (en lugar de 3) en abstracción alegóricamente y en contraposición con la santísima trinidad. La más grande de la derecha de la imagen es la más representativa y con mayor volumen. La de la izquierda supone la visión más cercana a aquel momento, pero que deseaba mutar. La del medio es en lo que me había convertido. Y la pequeña de abajo era donde yo me encontraba, perdida.