Dolmen de Dalí, Madrid, Plaza de Dalí, centro energético puntual del universo terrenal, rayos, pedestal de Gala, Monumento a Isaac Newton.
Newton es el propio Dalí, con el Cristo de Dalí, cruz de madera geométrica en las manos.
Pedestal de Gala, vientre de la madre, huevo, placenta, bienestar en el paraíso de la mujer.
Amor, mujer, Gala, Dalí, del amor a la mística de lo álmico. Dalí como norte de la nueva humanidad que se encamina hacia la espiritualidad de la Era de Acuario.
Dalí, el Dolmen en el cielo, monumento a la inmortalidad del alma, tránsito, evolución, traslación, fomento de la energetización hacia la formulación de la nueva dimensión.
Cristo Dalí que estás en los cielos, que naces de madre, que tienes el amor de mujer, también de toda la humanidad, fuerza del destino, determinación pictórica que encuadra en diferentes ángulos, buscando un planteamiento geométrico, en el que se pueden superponer o cambiar de emplazamiento los distintos elementos que intervienen en la creación del artista americano.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)