Esta obra representa el paso del tiempo respecto al hombre y sus construcciones, como si fuera un viento que arrastra lo perecedero.
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"La mirada desde la conciencia del autor, que estimo compartir, trasunta la fugacidad de los valores de "lo vivo", con el predominio de lo técnico, como negaciòn de la vida; e interpreto que plantea un retorno a lo orgànico, tal como se desarrolla desde la antropología filosófica de Arnold Gehlen. Es lo que me evoca como valor, este despliegue de movimiento.
Bs As abril de 2008
Juan Carlos Cazenave, Sociólogo.