El cuadro en su totalidad representa la tierra como una caverna de naturaleza controlada, donde el hombre está, cree y se siente fuera de la naturaleza, entregando y mercantilizando dosificaciones de agua, donde todo es un ciclo y está interrelacionado.
El agua brota de las manos del hombre, cae, se filtra, abastece, corre y se transforma con un limite de color convirtiéndose incluso…..en una estalagmita humanizada por una cara de niña.
La tierra desesperadamente intenta volver a apropiarse del agua filtrándola y evaporándola.
La evaporación se figura como agua pura pero casi imperceptible y camuflajeadas las impurezas se transfiguran a un ave de corral como icono de lo manipulado y domesticado.
El cuadro está realizado en técnica mixta sobre tela con inclusiones de fotografías.