JORGE-ERNESTO - 2007-06-12 00:00:00
Humberto de Jesús Viñas, en esta obra se suma a su modo, a su estilo, en su tiempo, a los latinoamericanos que se atrevieron y se atreven un tú a tú con el cubismo, en el que pareciera que Picasso no dejó sitio para más, pero no, Viñas espanta estos fantasmas y reinventa el cubismo a su son, con olor caribeño, a brisa de su tierra, como lo hiciera en su día Diego Rivera, en su época europea, imprimiéndole el sello de su talento.
La música y el ser, el ser y lo humano, el hombre y la música, una fusión indisoluble, donde la armonía, se da en los acordes del color, que su paleta afina yendo del claro al oscuro, pasando del amarillo pálido al dorado, danzando por los azules hasta llegar a los violetas, para darle los silencios que el vacío necesita, para que se escuche las notas en las cuerdas del bandolón, para que la fusión entre hombre y música se haga arte.
Viñas, armoniza el color y los elementos, que se dejan seducir por la geometría de su trazo, por el imaginario de su talento, por su capacidad de creador, que le permite sintetizar en el rostro, el vuelo existencial, el éxtasis, que se deja abducir por los acordes de la música, que inocula el conciente de fantasía, a través de un instrumento que se integra, creando una unidad, una sensación de armonía, una pieza de arte, su obra.
Esta obra tiene la frescura del amanecer y la madurez de un ensueño, donde la luz es sublime, perfumadora, que seduce con oropel al espacio, haciéndolo esplendoroso, que hasta la luna es soñada en pleno día, y en ese sueño, el personaje cerrando los ojos se deja llevar por la música, para que el sueño perfumado de fantasía, no acabe nunca.
El barco de papel en primer plano, no es más que el vehículo catalizador de los sueños del pintor en el viaje de sus fantasías, manifestación de sus anhelos, liberación de su inconciente; barco que iza velas en cada pincelada suya que acaricia el lienzo, para que su obra le proporcione un universo, un lenguaje, un mar para su barco y música para las olas en su travesía hacia la creación, a su paraíso, su arte.
Enhorabuena a Humberto de Jesús Viñas, por ofrecernos obras interesantes, maduras, y muy particulares, ajustadas a su estilo, que demuestran sus cualidades como artista.