Goyo - 2006-10-31 00:00:00
A Humberto le fascinan las caras, los ojos, los torsos y los cuerpos, preferentemente de mujer. Es la protagonista de sus cuadros. Y ahí empieza su indagación sobre esos elementos, buscando su máxima expresividad, su dolor o risa, su sufrimiento, hasta hacerlos implorar nuestra mirada.
Y esa mujer habita sus calles, se enamora en su barrio, lucha por la vida en esa Habana que transpira su ansia amor y alegría.
Y así lo refleja él, con esa sabiduría de lo estético, con esa belleza de lo meláncolico y triste. Su pincelada es amplia y dispone esa figuración desde un interior que asoma hasta un exterior que se hace rotundo.
Busca a esas criaturas y las encuentra. Después sólo le resta exorcizarlas.