Pons-Tello - 2008-03-09 00:00:00
Después del de la muerte del hermano, este Caín contemporáneo se desestructura emocionalmente ante el crimen cometido. Manos a la cabeza y espanto en su rostro.
Si la célebre figura del pintor Munch era puro grito visible, este personaje de Ángel González es horror latente, silencio trágico de alarido de alma atormentada.
Como siempre, el Bien y el Mal en lucha constante. Más allá del Edén, el individuo se debate entre ambiciones, envidias y desequilibrios. Las lluvias parecen de sangre, sangre en el suelo, camiseta sanguínea, desesperación, infelicidad.
Las piernas cruzadas del personaje simbolizan la imposibilidad de comprender lo sucedido. ¿Por qué se llegó a este estado de desazón y tormento?
Caín representa la debilidad humana ante los cantos de sirena del mundo, la caída libre e infinita por el abismo de la materialidad. Caín envidió y ambicionó todo. Quiso tener, pero se olvidó de "ser".