Pons-Tello - 2007-12-13 00:00:00
Esta silla no eléctrica, pero cargada de energía, demuestra una característica que es constante en toda la obra de Rafael Piedehierro: su compromiso ético.
Piedehierro no sólo posee una impresionante colección de magníficas soluciones plásticas, sino que como artista y como persona se siente comprometido con las vicisitudes e injusticias del mundo en que le ha tocado vivir. Nuestro artista consigue reunir con gran acierto sensibilidad y sensibilización.
En este dibujo en concreto se denuncia la pena de muerte, tachándola de cáncer en el alma humana. A partir del rechazo que le produce esta práctica injusticable, Piedehierro crea una pequeña gran obra de arte.
Obra, que como todas las suyas, se alimenta de una estética que surge directamente de la ética.