JORGE-ERNESTO - 2008-06-03 00:00:00
“La sortija”, título sugerente que recoge lo anecdótico del detalle para equilibrar el protagonismo de la escena que grandilocuente se impone en la composición de esta gran obra.
Una sortija y una escena de lo más enigmática, donde una bella mujer pelirroja, acostada, semidesnuda, indiferente y junto a ella, un galán seductor disfrazado de Pierrot, enfundado en un gorro rojo con cuernecillos de diablillo embaucador, ofreciendo a la dama una tentadora sortija que lleva encastada un hermoso brillante; cerca expectante, una doncella de espaldas, de negra cabellera, deja traslucir las líneas de su cuerpo a través de su vestido, donde la mancha, generosa se vuelve transparente insinuando su sinuosa anatomía.
Mariano Montoya, en planos superiores nos deja un realismo minucioso y preciosista, donde impecable impera el detalle, y en la parte inferior de la composición, resalta un neoimpresionismo casi abstracto por su desenfado, casi grotesco por su generoso empaste, donde el imperio de la mancha es de resaltar; donde seducida su impronta por el óleo, ésta genera el caos preciso para que revoltoso el color le lleve a hilar la idea, lo que le imprime fuerza a la obra dotándola de carácter y personalidad.
Combina al mismo tiempo, un realismo depurado y una densidad matérica que insinúa transparentes veladuras abstraídas, revestidas en la mancha que diluye el ornamento en planos inferiores de la composición haciendo que la mimesis se pierda silenciosa difuminando las líneas en un maremágnum de un óleo generoso que se revela en su tránsito hacía lo excelso de la creación; un matiz estético que el pintor encara como respuesta al reclamo de la idea y versatilidad de la obra.
En esta obra, Mariano Montoya que nos seduce con un realismo que se impone, se propone ir mas allá de donde terminan los limites geográficos del dibujo, mas allá de donde termina la forma y su belleza formal, particularidad que se observa en la composición, donde la forma se desdibuja y se emborrona cada vez que el trazo huye hacia los márgenes inferiores del lienzo.
Excelente interpretación pictórica.