Pons-Tello - 2008-02-05 00:00:00
Los ojos de los peces, las burbujas en el agua, son como estrellas reflejadas en un río o lago. Miramos esta masa de agua con inquilinos y nos parece estar contemplando una cúpula celeste con puntos luminosos.
Tierra y cielo se confunden en el reflejo de agua. Y lo acuático deviene etéreo y sugestivo en esta muy lograda composición. Ojos, gotas, remolinos, que nos hacen imaginar un viaje húmedo por las galaxias exteriores.
Mirar hacia abajo es también mirar arriba arriba: macrocosmos y microcosmos son dos gemelos, dos caras de la misma moneda. Complementarios que se reúnen en esta singular obra para demostrarnos que los extremos se tocan en los universos esféricos.