Angelglezz - 2008-03-03 00:00:00
Dentro de este encuadre tan brumoso,pero a la vez tan tierno Alexandra Rodrigo ha escondido la materia de dos luces. Las ha sumado y restado de todas las maneras posibles.A su mismo modo, las materias tratan de encontrarse y entrelazarse en el tiempo y el espacio.
El encuentro es una trenza de niña, urdida desde Alexandra y con destino posible a su mundo interno, a sus gozos y oscuridades más coloridos.
En la medida que han comenzado este juego, las siluetas escondidas se asombran de su vértice cómplice.Se dejan llevar ante el empuje y casi deciden mostrarse al mundo. Aunque el mundo no busque siluetas, a pesar del que el mundo no busca nada, a tenor de que el mundo no necesita de nada ni de nadie.
Pero Alexandra tiene maravillosos ojos y siluetas escondidas para mostrar; y quiere mostrarlos y necesita darles el impulso necesario para despertar siquiera un mínimo interés. El mundo no puede permitirse pasar por alto el arte desnudo y verdadero.El mundo tiene de desperezarse y vibrar.