Goyo - 2006-11-24 00:00:00
Hay una ambición enorme en este pintor, considera que es un creador que vive intensamente un desdoblamiento: como artista renacentista, amante de la filosofía humanista, y que desa fervientemente ser un hombre de esa época aunque no desdeña ni la época flamenca ni la barroca.
Por consiguiente, pinta de nuevo esos óleos que ya forman parte de la historia como si fuesen suyos, como si se los apropiase, pero al mismo tiempo los dota de otra dimensión, los traslada a este tiempo o a otros, introduce iconografías alrededor del motivo principal que hagan un contraste bipolar, esotérico, fantástico.
Y emplea el color con una magia onírica, que nos hace situarnos en un mundo intemporal, flotante, casi telúrico.
Nos deslumbra su perfección técnica, su habilidad pictórica, su ámbito de conocimientos, si bien en algunos momentos, pasado el estallido visual, nos queda la duda de si hay demasiado artificio, de si éste trata de disimular una aportación más singular, una originalidad más sobria.