Pons-Tello - 2007-12-13 00:00:00
En el tablero infinito del cosmos, el tacto es un juego de azar. Las fichas devienen espirales, miradas hipnotizadas aldrededor del gran ojo que nos contempla.
La suerte está echada. Sólo nos queda jugar esta partida universal, donde no hay ganadores ni perdedores, sino seres humanos a la búsqueda de la propia identidad.
La mano roja, en composición diagonal, simboliza actividad y pasión. Elemento que entra en contacto con la espiral, con el remolino de sentimientos y contradicciones.
El gran ojo vigila. Dentro del tornado emocional de las espirales, todo gira y gira como giran los cuerpos celestes cumpliendo su destino gravitatorio.