Dos jóvenes novicias dan de beber con calma
al joven proxeneta un brebaje mortal
que le deja dormido sobre una blanca sábana
en la que es transportado hacia un pequeño altar.
El desfile recorre los altos corredores,
una novicia lleva en alto el gran pozal;
otra lleva en sus manos una blanca paloma
y sobre un terciopelo se transporta un puñal.
Depositan el cuerpo y besan con dulzura
los labios, aún calientes, del joven inmortal.
El cardenal se acerca. Recibe el estilete,
y corta decidido la arteria yugular.
Salta a chorros la sangre del joven degollado.
Se cantan oraciones al Cordero Pascual.
A borbotones llenan el gran pozal sagrado
donde habrá de bañarse la paloma Papal.
Mil ventanas se abren y se enrojece el cielo.
Goterones de muerte descienden sobre Roma,
un símbolo sangrante recorre el mundo entero
¡el Espíritu Santo en forma de paloma!