JORGE-ERNESTO - 2007-12-14 00:00:00

“La loca”, título revelador del estado psíquico de la joven representada, quien con cabellos desgreñados y la mirada extraviada en sus ojos, se pierde navegando en el desierto de sus delirios, esperando que el tiempo en su mirada pase como una sombra, mientras su mundo es una película desquiciada que absorta consume silenciosa, al son de una lágrima que congelada queda.

En esta obra, Wálter Félix nos muestra otro registro de su quehacer pictórico; empezando desde la figuración se sirve del dibujo en la búsqueda de su particular manifestación artística, donde alborotando el impulso, va más allá de la perfección de la línea que es sometida al caos como evolución, va más allá de la mera representación formal anclada en la mimesis como orden estético.

Este pintor argentino, trastoca el trazo en su pincel, que protagonista, a diestra y siniestra va dando bandazos en su andadura, buscando que el óleo haga de las suyas hasta encontrar el equilibrio en el caos, pinceladas sublimes que a la deriva buscan la idea para representarla.

Sobre un fondo donde la primacía la disputan el negro y el color naranja-rojizo, recogiendo este último la expresión de un rostro absorto, con cabello alborotado en amarillo, como telón de fondo para el verde coralino de unos ojos tristes, abstraídos en su mundo, iluminados tan sólo con la luz de una lágrima que se asoma en su caída.

Wálter, no se resiste en esta obra a echar mano de pinceles y espátula para liarlo todo con el óleo, pinceladas y trazos completamente libres para que el caos se revele, ordenando el desafío indomado del impulso creativo, dibujando y desdibujando, a fin de imaginar lo que le trasmite su personaje “la loca”, dialogo inesperado desde su propia locura.