Nuestras costumbres, nuestras creencias que nos hablan de la trinidad, el padre, el hijo y el espíritu santo, en el que nos encomendamos para nuestras plegarias. Nos da algo en que creer, que nuestras oraciones son elevadas hasta llegar a ser escuchadas y atendidas, nos permite una esperanza, una fe, algo en que creer, en un lugar donde más impera la soledad y la muerte.