A Pilar, aunque trabajadora incombustible y alegre equilibrista del papeleo, le superó recibir su krikto como regalo de sus compis, por su inminente jubilación. No se lo podía creer, pero ¡qué mejor regalo que algo que no te esperas!... bien, y que te pueda gustar y sorprender, se entiende. A partir de poco será más dueña de su vida ("ahora me toca a mí") y ese sí que es un buen presente.