El fuego contenido en la magia del erotismo trasciende las esferas misteriosas de los cielos por el poder de la Lanza que atraviesa a su costado, en su crisol el santo grial fragua la piedra del amor y de la sabiduría, el embrión del Ser, para crear al hijo del hombre, el superhombre, el hijo de Dios, el maestro.
La Lanza es el Phalo, y su costado en cual se aloja es la mujer, el santo grial, su útero. No es ningún misterio y así no debe ser, pues Dios mismo se aseguró de que no lo olvidasemos, atando estos instrumentos de mágico poder a los activos elementos necesarios de secreción líquida renal, para que diariamente muy presente lo tuviéramos. He aquí la verdadera y sagrada eucaristía, y el porqué en nuestra tradición religiosa se prohíbe comulgar a quienes atentan contra su templo sagrado por la fornicación y todo tipo de pecado en contra del espíritu santo, el poder creador del Padre. Esta sensación resume el hecho de que si el sexo crea seres en la tierra, también los crea celestiales.