Leviatan - 2015-07-17 12:25:50
A continuació el texto:
Título: Una muestra, un recuerdo literario, una oportunidad.
Por: Jorge Santos caballero
Con cierta reticencia y no poca incertidumbre, asistí a la
inauguración de la exposición de Yasiel Elizagaray Cárdenas (Sancti
Spíritus, 1987), que, patrocinada por el Consejo Provincial de las
Artes Plásticas de Camagüey, se exhibió desde el 4 de julio, en la
Galería Taller Larios, de esta ciudad.
La muestra, titulada Sigilos, compuesta por ocho obras de gran
formato, realizada en lienzo y trabajada con espátula; y que, en
ocasiones, el artista quiere como borrar o ensuciar sus trazos en una
suerte de rompimiento con lo pintado, pretende acercarnos al mundo de
los clowns a partir de una imaginación peculiar e insólita, con
profundas raíces expresionistas.
De inmediato, lo visto me hizo recordar la magistral novela del Premio
Nobel de Literatura de 1972, el alemán Heinrich Böll, Opiniones de un
Payaso, por esa singularidad de reflejar la vida interior de los
clowns, esa que va más allá de la imagen expuesta en cada
representación, en cada puesta en escena, provocadora de risas y otros
demonios. Quizás Elizagaray ha buscado ensamblar una empatía entre ese
clown que subyace en todos nosotros día a día, en la relación
paradójica entre la palabra y el gesto para reflejar las percepciones,
los dolores, y las identificaciones en un plano horizontal en el que
el acento ubica la diferencia cultural y sociológica de seres
evocados. Ellos, los clowns, están siempre dispuestos a revelar cuán
dañino es el maniqueísmo que niega las diferencias derivadas de
particularidades sociales, económicas y políticas, incluso de sexo, o
de etnias. Su frontera es el escenario, pero su vida interior es un
puro sentimiento, un reconocimiento de sí mismo. Ahí radica su mito y
se teje sus propias percepciones de la vida.
Y eso fue lo que nos quiso decir este joven creador espirituano como
elemento de identificación cultural, porque la presencia del clown en
su obra refrenda que esas representaciones vienen a ser la necesidad
de gritar verdades que emanan de los que no están ubicados en lugares
preponderantes en el gran escenario de la vida. Ese micromundo de
ansiedades solo lo detecta el clown con sus palabras y gestos, según
Elizagaray, de ahí estas obras pueden ser interpretadas como la
relación de la palabra con la imagen, y en la noción existencial de
los seres humanos; en fin, en nosotros mismos. Esa es la carga moral
de esta exposición, de ahí el monocromatismo implícito y la
desatención a la forma para entrar en una especie de técnica mixta muy
bien compensada.
Ha sido un acierto traer al medio artístico camagüeyano a este joven
creador que, en todo momento, expresa su libre albedrío sin temor.
Pero todo ello, esta muestra tiene un peso preponderante en el
accionar social, y es que mediante una imagen constante, la del clown,
que transita por una aventura gnoseológica con vistas a denunciar de
manera directa la ambivalencia en la sociedad a nivel mundial, hace
que esa imagen del payaso se enaltezca y no quede reducida al
escenario pequeño de un entablado; en todo caso, Elizagaray, realza la
imagen de ellos como personajes audaces y desalmados a la vez, porque
están llenos de argumentos verídicos necesitados de dar a conocer,
pero evitando la retórica estéril debido la capacidad implícita de
producir eticidad. Justo la oportunidad que ha dejado el artista con
sus obras.
Jorge Santos Caballero
En La Vigía, Camagüey, domingo 5 de julio 2015.