Cuento:
En nuestra vida todos pasamos intrínsecamente por el mundo de la infancia dentro de un período que nos lleva hacia un despertar a la conciencia de poder gatear, caminar, trepar, saltar o quizá volar. Sentimos y vivimos en el tiempo infinito con todas las posibilidades aún por perpetrar. Entonces las emociones fluyen del alma al sentir la armonía y paz interior conocida de un tiempo perenne, que nos conducen hacia un no poder parar para conocer y descubrir todas las posibilidades individuales del mundo real.