Cuento:
¡Sí cumplo dieciocho años! El adolescente es YO a los dieciocho años.
¿Y para inmortalizar este momento que puedo hacer? Pues haciendo algo que uno cree como lo más importante en ese momento, “una fotografía”.
Las fotografías pretenden perpetuar los momentos que uno siente como los más importantes en el transcurso de su vida: como siento, como vivo, como pienso, como soy yo a los dieciocho años.
En lo profundo uno busca hacer y rehacer sus propias ideas, el ser original y diferente a los demás esforzándose en la creatividad y sobreponiéndose a todas los condiciones internas y externas que se presentan, tanto las familiares como sociales, las físicas como psicológicas. Desea salir de la melancolía, las dudas, los miedos y la apatía con una mirada implícita e inmanente en la posibilidad de materializarse un “más allá” de las cosas habituales, vivenciando la capacidad de decidir tus actos, de poder hacer tus propios sueños realidad, o sea, de hacer que la vida sea como tú deseas. Con la avidez de vivir en un mundo de éxito y reconocimiento, en el deseo de alcanzar la mayoría de edad para poder adquirir todas las posibilidades de ser creativo y autosuficiente en el arte de vivir la vida.
Aquí podemos apreciar un autorretrato como acto heroico del día.