Cuento:
¿Habrá alguien que no haya visto todavía un amanecer? Éste seguramente se preguntará ¿Cómo será el amanecer?
Érase una vez el amanecer de un mañana visto entre montañas desde el valle, en donde, la fuerza y feminidad de la tierra quieren estar cerca del cielo. Así, la magia del momento-lugar hace que en el horizonte se vislumbre una pareja de árboles nacidos de la tierra. Y en esta naturaleza, entre los dos protagonistas, nace la silueta de un cuerpo femenino erigido hacia el cielo. La suavidad femenina de las curvas en este cielo contrasta con la salida del sol del amanecer saliendo de entre la negrura de la noche para amanecer en el esplendor de la tierra, e incorporándose entre su vegetación como un primer amanecer del ojo femenino en esta tierra.
El Cielo y la Tierra tienen necesariamente unas relaciones donde la pareja es una auténtica asociación, un equipo, y en el seno del cual cada uno aporta lo que le falta al otro, pues son las diferencias las que mantienen la vida, sobre la Tierra.
¡Sí! existe una sinestesia entre las afinidades del mundo sensible y del mundo espiritual donde los opuestos, cuando se combinan entre sí, dan lugar a la armonía.