(Fotografía de la Colección “Joyas de emoción”, la cuál puede ver en: www.jpellicer.com)
Mirando al cielo encuentro la belleza
que la tierra – noches y días huérfanos de color- me roba;
sus silencios, los de aquellos cielos escondidos,
son los mismos que se ofrecen a perdidos y vencidos,
los que siempre están por llegar
los que sueña el enamorado en su afligida noche
-maldita condena- ni querer ni poder escapar.
Entre los árboles, como entre los días,
pierdo mis pasos que parecen no llevarme,
inventándose las preguntas unas tras otras
quedando amontonadas las respuestas
en las cunetas de ningún camino conocido
sin importar a nadie, como los restos desfigurados
de cualquier sin nombre,
como alma errante que perdió su sombra,
como la propia vida que por vivir murió de amor.
Es la razón esclava de una ilusión,
el hombre travestido de anacoreta
por un día, por un segundo,
aquél que se escapa confundido entre lamentos,
el que se sabe desposeído de su ayer
mirándose sin llegarse a entender.
Mirando al cielo, que sin ver sé que está,
gozo la paz que me hace sentir
la grandeza de poder mirar
y la importancia de saber decir ahora…
…aquí de nuevo me siento junto a ti.
©Jpellicer