JORGE-ERNESTO - 2008-03-29 00:00:00

La geometría tiene la capacidad de sorprender al espectador, quebrantando sus esquemas y conminándole a abrir su perspectiva de observación husmeando en la abstracción.

Abstracción que el pintor resuelve a ritmo de formas sin representación concreta, obra que juega con las formas alejándose de la mimesis, insinuación figurativa de estructuras que se proyectan con criterios de armonización geométrica desprovistos de significación pero que imantan la sensación óptica de un sutil contenido de sugerencia.

La abstracción geométrica de la composición se funda esencialmente en la armonía antes que en la referencialidad de los objetos del mundo perceptible, armonía que se acompasa con la luz que crea el color en su viaje por la abstracción.

Esta obra, articula su devaneo en un lenguaje plástico de rica sugerencia que se traduce en la concordancia entre colores y formas abstraídas que hurgan en la trama no representativa.

Obra abstracta que conlleva una embricación de estructuras, adentrándose en un universo de relaciones donde los significados adquieren cierto misterio que se advierte desde un conocimiento interior, mensajes más allá de la descripción visual, donde la geometría es solo el pretexto para articular su mensaje.

A pesar de lo que pudiera parecer en esta obra existe un sentimiento esencialmente constructivo sin recurrir a la formalidad lineal pura, sino más bien a la organización geométrica del abstracto, que toman vida en las estructuras que se articulan en la idea del pintor para configurar el hilo conductor de su mensaje, un universo abstraído para deleite de la imaginación.

Arnold Quintero, en esta serie de obras abstractas nos deja una nueva muestra de su personal registro como pintor.