La actual Catedral de Almería impulsada por el Obispo Diego Fernández Villalán, se comenzó a construir tras el devastador terremoto de 1522 que asoló la ciudad y que redujo la población a menos de 700 habitantes.
De estilo gótico tardío tiene la peculiaridad de ser una de los pocos ejemplos en Europa de catedral - fortaleza. Este tipo de construcción se hizo necesario debido a la inestabilidad de la zona en esa época, originada por las sublevaciones de los moriscos y los continuos asaltos de los piratas del norte de África. El carácter defensivo le condiciona fuertemente en su aspecto exterior: es de baja altura, potentes almenas, fuertes muros, sólidos contrafuertes, pocas vidrieras y decoración escasa.
El interior está compuesto de tres naves de igual altura, cabecera con deambulatorio y tres capillas.
A mediados del XVI, de la mano de Juan de Orea aparecen en ella elementos típicos del Renacimiento, para más tarde, al prolongarse su construcción durante los siglos XVII y XVIII, aparecer elementos Barrocos y Neoclásicos.