En esta fachada está representada la pasión y muerte de Jesucristo. La forma un porche y seis columnas, es austera, desnuda de adornos y con formas geométricas.
Tiene tres puertas de entrada y las estatuas son obra del escultor Josep María Subirats, estatuas muy simbólicas que han supuesto una ruptura con el concepto figurativo de la fachada opuesta a esta, la fachada de la Natividad, única construida directamente por Gaudí y que está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Tanto la construcción de la propia fachada como las posteriores intervenciones de Subirats, han desatado muchas polémicas, ya que había opiniones autorizadas que promulgaban no acabar la obra al haberse destruido los planos originales de Gaudí durante la Guerra Civil, ello llevó a un grupo de intelectuales a firmar un manifiesto oponiéndose a la continuidad. Entre los firmantes estaba el propio Subirats que posteriormente se hizo cargo de la realización de las controvertidas figuras que la adornan