Se trata de una imagen en la que se presenta una historia ligada a la "pérdida de algo". Una cisión en la que, tanto colores como formas, enfoques y desenfoques, van contando visualmente este sentimiento (personal y mío). Lo blanco y lo cristalino como simbolismo de pureza; la flor que se va marchitando y acercando a la copa rota-sincera y ensangrentada; lo marchito como la muerte; la sangre como sufrimiento; la unión del sentimiento sincero con el dolor y añoranza.