La voz en medio del camino se detiene un momento para recuperar el aliento y ve que todo lo que ha sido, todo lo que ha pasado, todos los paisajes que han atravesado su alma, se han conjuntado para traerla a este momento. La voz, que ha dicho lo que piensa y ha defendido lo que siente, que ha visto héroes surgir y derrumbarse con la misma rapidez, levanta los ojos a lo alto y encuentra su epifanía. Iluminada por algo más grande que ella, más grande que todo, se sostiene la voz en aquello que le da fuerza al hombre: LA FE.