Una madre con su hijo en Kasempa. El bebé mira con cierto enfado a un blanco, que para los más pequeños es una extraña criatura descolorida. Uno se ve raro entre estas criaturas de piel de seda.
No conocía este cuadro tuyo. Esta muy bueno Jesús!!! Has usado muy bellos colores. Y como siempre, resplandece tu amor por estas gentes, cercanas a tu corazón y a tu obra.
Un abrazo