Goyo - 2007-06-14 00:00:00
Sobre un fondo blanco una cascada de formas geométricas se va deslizando hasta conformar un tapiz que podría considerarse una visualización constructivista o precisionista en que la representación de un paisaje urbano, industrial, o incluso biológico, se simplifica hasta modular una geometría esencial.
La disposición formal sugiere acción y movimiento, deja espacios para que discurra una sucesión de organismos vivientes, distribuye zonas que se significan e identifican por una impregnación cromática determinada y que se postulan como símbolos de una geografía abigarrada pero volátil, ligera y fluida.
La voluntad creadora de esta pintora se fudamenta en la apropiación de lo externo y del entorno, de la génesis de la materia también, como fuerza detrás de la cual se esconde una realidad animada por la fusión de coordenadas de lo que es y de lo que no es, un debate que se hace visible para que a nuestros ojos esa requisitoria se torne una indagación sobre nuestro propio modo de percibir un mensaje estético.
Pretende convertir lo inaccesible en accesible a través de una concepción plástica que tiene la habilidad de situarnos en donde ella desea, en un laberinto que recorremos con la mirada a la par que dejamos que se pose en lo recóndito de nuestro cerebro.
Racionalización técnica más fantasía son sus virtudes. Y además las domina.