Jad Salman
Nace en 1983, en la ciudad palestina de Tulkarem. Tras licenciarse en Bellas Artes, se instala en Ramallah para dedicarse al diseño gráfico. Trabajó en numerosos estudios, entre ellos, la Academia de las artes de Palestina, Jaffna Spring o L’étendue en París. Fue coordinador de varios talleres artísticos infantiles en Grecia y Francia. En el año 2007, es seleccionado por la Fundación Qattan para residir durante tres meses en la ciudad internacional de las artes de París, donde realiza su exposición “Frontières du soleil”. Actualmente, reside y trabaja en la capital francesa.
Entre sus últimas exposiciones individuales, cabe citar “Stop”, celebrada en el Studio noruego LKV; y su muestra itinerante “Autres espaces”, expuesta en los centros culturales franceses palestinos.
Su trayectoria presenta varias exposiciones colectivas internacionales: “Young artista of the year” (Fundación Al Qattan, Ramallah, 2008), “XIII Premio Antoine Marin” (galería Julio González, Arcueil, 2009), “Zhejiang International Arts Exchange” (museum Hangzhou, China, 2010), etc.
Jad Salman es un miembro activo de la sociedad de artistas palestinos Ramallah/Palestina, cuyo objetivo es promocionar el arte y la cultura del país árabe.
En la obra de Jad Salman, no existe orden lectivo ni referencias: el espectador es invitado a liberarse de una carga pasada. A través de formas orgánicas retorcidas, de notable sencillez, el pintor consigue la emancipación espiritual del espectador. Imágenes distorsionadas y construcciones geométricas extrañas se mezclan a través de la superposición de colores y líneas contrastadas. A medio camino entre la caricatura de prensa y el estilo pictórico de Miró, las obras de Salman nos invitan a penetrar en espacios inhabilitados atemporales. Sobre unos fondos planos, se establece una gama ilimitada de colores con el fin de describir lugares incongruentes, agradables, y a su vez terroríficos.
Con una mezcla de colores suaves, el lienzo se quiebra y deja paso al negro como sustancia del duelo profundo del artista. Los personajes se sitúan en un primer plano, con un ritmo propio y diferenciado del resto de un trabajo deudor del expresionismo abstracto.
El subconsciente de Jad Salman nos ofrece su concepción personal del espacio a través del tiempo. Nos ubica en un mundo imaginario, propio del ensueño para ofrecernos una percepción intima de la condición humana. Los elementos se simplifican al máximo, imitando el dibujo infantil y fantasioso para describir un mundo absurdo en apariencia pero sujeto a un leitmotiv atemporal: la reinvención del ser. Los espacios se complementan con los vacíos, encontrando su lógica en su complementariedad.