FERNANDO - 2007-07-02 00:00:00
La obra de gloria zarate me trae a la memoria aquella del maestro Hernando Vergara Amaya pintor Colombiano, por allá en la década de los ochenta, tiene cierta similitud en las impresiones que le da a las imágenes del rostro y ropaje de sus protagonistas, puntos inmensos o manchas de “viruela” como tildaron los críticos las obras del maestro renoir cuando hizo “desnudo bajo el sol”.
En esta obra, Gloria es una de tantas extensiones o continuaciones de la línea impresionista, donde sus pioneros pretendían darle apariencia de movimiento a sus imágenes por medio de colores cambiantes, solo que como todos los buenos artistas, trata de darle un toque suyo a una tendencia ya posicionada como movimiento innovador en su momento, para hacer de su trabajo algo diferente y salirse de ese grupo artístico que se ahoga en la monotonía de querer hacer siempre lo mismo que hacen todos o repetir lo ya hecho.
Neo o post-impresionismo significa todo aquello que viene luego del impresionismo sin dejar de pertenecer a su raíz principal, y quien siempre será la encargada de alimentar o servir de nutriente a todas aquellas formas de pintar que se generen a partir de la influencia que esta tendencia produzca en los “post o neo-artistas-impresionistas-contemporáneos”.
El postimpresionismo o neoimpresionismo surge en las finales del siglo XIX, como un rompimiento con el “impresionismo”, ya que en este sus precursores pintaban la apariencia sin definir la forma, y los neo- postimpresionistas la reconstruyeron por medio de su interés en la expresividad de los objetos y figuras humanas, quebrantando el fulgor luminoso impresionista que era el encargado de desmaterializar la forma y la estética.
En este nombre se encuentran varios estilos y tendencias, reunidos en una especie de refractaria donde se funde técnica y objetividad, que a la postre responderá a todas las inquietudes de los artistas de aquella época, y quienes no se identificaron por un estilo unificado y definido, sino que cada uno individualizo su ejecución pictórica. Cada uno de estos planteamientos debemos asimilarlos como un escaque entre sesenta y cuatro que se alternara entre blanco y negro formando un cuadrado, y que conducirá a un solo propósito: un tablero de ajedrez.
Veo a Gloria aparecer en esta línea de extensión, como un “híbrido” entre explorador y colono, que tantea y busca el terreno apto para sentar las bases de su destino.
Espero que lo encuentres pronto, felicidades.