Rolando Tamani, Salvador Dalí, Cruz, mirada hacia lo místico
Salvador Dalí, Rolando Tamani, el maestro del Empordà, el pintor del Amazonas místico, que sube y baja, asciende y desciende hacia las profundidades de lo surreal considerando todas las partes del arte del saber consciente e inconsciente.
Retrato del maestro, mito, mitificación, encuadre en la perfección, en la búsqueda de lo onírico, mundo de sueños, misticismo y el mensaje del Cristo científico, en la espesura, ternura, formulación de la hermosura.
Dalí cuántico, San Juan de la Cruz, el Cristo helicoidal, Cristo de las esferas, Galatea del pedestal del Dolmen de Dalí, fuerza y determinación, en la acción del impulso.
Estamos en las memorias, entramos y conectamos con la naturaleza fresca y refrescante, en lo inusual del término, voluptuosa razón del aquí y ahora, en el hoy del amor y en el dar del ser.
Dalí y Rolando, el genio catalán enlazando con lo onírico a partir de lo esotérico, buscando la magia de las esferas, era atómica, Leda de las insinuaciones, paisajes remotos de un Empordà sutil, que se muestra con su largo alcance a partir de lo cálido.
Rolando, espesura, selva, animales chamánicos, el ahora y el aquí, Dalí, Cap de Creus, Cadaqués, París, Londres y New York.
Suma de conceptos, en lo enigmático está la fuerza de lo inusual, que descansa en lo más sugerente de lo preciso.
De lo preciso fuerza y determinación, alegoría y presunción de que lo que realmente existe está en lo que es; lo que hay es la evidencia del ahora en el hoy de la propia sensación del viaje continuo en la catarsis documentada de las pléyades existentes y de las energías sagradas del alma del arte.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA)