Es una pieza que recrea la pérdida de la funcionalidad de los valores pero por medio de un objeto tan pedestre, tan común y corriente como la tabla de planchar. En este caso la tabla de planchar aparece aprisionada entre dos ángulos, la pared y el resto de los objetos, en señal de que esta cautiva, presa. En este caso la tabla de planchar funge como embajadora de los valores de la sociedad. Siempre se ha dicho que las personas circupectas son almidonados, planchados, que tienen mucho respeto por los otros, es decir, el término planchado que tiene otras acepciones pero se utilizaba en los años cuarenta, cincuenta y principio de los sesenta para este contexto, no se concebía, por ejemplo, que un estudiante fuera a la escuela sin la camisa planchada, e incluso habían estudiantes que si lo hacían tenían que virara hacia atrás pues no se les permitía entrar. El hecho de planchar era una acción que tenía una connotación social muy grande, el que andaba con la ropa arrugada era porque no tenía una posición social o economía buena, sin embargo en estos tiempos el uso de este artefacto es menos por cambios de moda y de costumbre en la gente, y por pérdida también de los valores, que es el paralelo que yo hago.