Es una imagen que habla del sentido que tiene el ser humano de muchas veces aceptar la realidad. Estos personajes aparecen en esta especie de condominio donde son agredidos de una forma muy sublime por agente externo, en este caso la fumigación de la campaña antivectorial, la cual plantea que las personas deben salir de la vivienda durante 30 minutos una vez que se fumiga. Esa imagen recurrente y tan cotidiana, yo la llevo a un plano de una dimensión donde yo juego con la esencia y la apariencia de las cosas. Aquí el tratamiento que hay difuso, de neblina representa de un modo ambiguo, el estado de gracia, el estado de paz consigo mismo, es cuando el religioso o el creyente confiesan sus pecados antes de morir, y la iglesia le concede su perdón. Estos personajes se mantienen de una manera bastante poética estáticos frente a ese humo que de acuerdo con ese estado de gracia refiere que estas perdiendo el vínculo con la vida material, pero que a la misma vez el elemento que te puede llevar a apartarte de la vida material es precisamente la intoxicación. Ahí hay un rejuego de tipo semántico entre lo que parece ser y lo que es, entre lo que sienten las personas muchas veces cuando les conceden el estado de gracia y ya no sienten nada, que están en las puertas del paraíso. Como toda obra de arte polisémica al fin, el espectador puede sacar la conclusión que le parezca mejor, o ya están dormidos, o fue un suicidio colectivo, o estan en su estado de gracia que ya no les importa nada.