manuelmata - 2008-03-03 00:00:00
Hermel Orozco,te escrito estas lineas observando tu obra,MI PRISIONERO.
Mis brazos se entrecruzaron y mis manos nunca más sabieron de caricias.
En ese momento mis tristes ojos se oscurecieron sin brillo y sin vida.
Las risas quedaron en un abismo de recuerdos apagados de cenizas.
Instantes desesperados de valorar lo que siempre tuve a pesar de las prisas.
Sentimientos confusos ante barrotes de humo de acero macizo.
Iluminé con mi alma y mi cuerpo la sombra de mi desdicha.
Oscuridad que me cegó el ánimo y me desnudó.
Necesitaba ayuda y nadie me la brindó.
Energía destructiva de mi mismo.
Recuerdo que un día fui mi Prisionero.¡YO MISMO!
Oh! Hoy soy el amigo de mi LIBERTAD.
Manuel Mata Gil
anezmoreno - 2008-03-03 00:00:00
Prisionero de mi piel,
cautivo de mis huesos,
quiero volver al vergel,
dejar libre mis sentimientos.
¿Qué fuerza oscura aprisiona mi alma?,
¿qué fuerza de luz la libera?,
soñe que era gacela,
soñé que era pájaro,
del mar profundo viajero,
desperté prisionero de mi cuerpo,
quiero saltar, nadar, volar, soñar,
cautivo de mis huesos he de enfrentar.
JORGE-ERNESTO - 2008-01-10 00:00:00
“Mi prisionero”, un retrato interior desde la celda de nuestra mente.
Pareciera decir el personaje, ¿dónde estás libertad que no te veo, que no te encuentro?. Interpelación que surge cuando “la libertad la llevamos dentro, muy dentro en el interior, encerrada en la cárcel de nuestras dudas y temores”.
Expresionismo en estado puro atado a la figuración, la figura es sólo el pretexto para dejar que fluya el sentimiento que Hermel Orozco quiere expresar.
El personaje está detrás de unos barrotes que sólo están en su imaginación, cárcel que le roba su libertad interior, por eso, los barrotes son de color negro sólo a lo largo de su anatomía, luego se prolongan volviéndose blancos denotando su inexistencia. Al fondo, el rojo en ebullición, alborota la turbulencia de la idea desplazando la insinuación tenebrosa del color negro, para que la expresión del sentimiento sea presencia viva en el personaje, que despojándose del detalle en la representación de la mimesis, se aferra al gesto, a la expresión que en el rostro se dibuja.
Hermel Orozco, armoniza en una anatomía deforme la representación de la expresión viva de la aflicción y la angustia, reflejadas en los ojos y la boca; el pintor, le da protagonismo a unas grandes manos alargadas en primer plano en inequívoco gesto de desesperación, que siguiendo la orientación de los hombros se alzan en actitud de resignación, como queriendo preguntarse ¿y ahora qué?.
La escena representada, es todo un episodio generado en la psiquis del personaje, que prisionero de si mismo, ha construído en su cabeza sus propios barrotes más allá de la realidad, barrotes en la imaginación del personaje que los colores dislocados y la exageración de la línea han sabido canalizar.
La obra “Mi prisionero”, es la representación de “la cárcel de nuestras dudas”, donde Hermel Orozco, descarna los fantasmas que habitan en la oscuridad de las dudas y los miedos.