He regresado varias veces a esta obra porque la encuentro diferente a las de esta serie expuesta. La gama de colores y las formas dan la sensación de la piedra derritiéndose bajo el sol, símbolo de un reino mineral que clama bajo el asedio de la mano del hombre. Pero sus detalles, esa minuciosa habilidad de atrapar nuestra mirada que tiene el autor, me llevan a pensar que sus pinceles se acercaron al borde de una vestidura real de la época del renacimiento. No hay duda que la imaginación no tiene límites ante una obra como esta. El predominio de esos arcos que parecen adquirir movimiento están muy bien logrados, como la perspectiva dimensional. Felicitaciones al artista y muchas gracias por su generosidad. |