Comentario realizado por: Gregorio Vigil-Escalera Alonso - 2006-11-24 00:00:00
Título obra: Lola I - andreahauer A lo largo de todo el siglo XX, algunos pintores plasmaron la figura humana de la forma como se ve en este cuadro con el fin de expresar el horror, la angustia, la degradación y la desazón de la existencia (Egon Schiele, Antonin Artaud, Francis Bacon, etc.). Su objetivo era causar turbación, tal como lo expresó Picasso, a quien citó André Malraux en la "La cabeza de obsidiana": "Es necesario despertar a la gente, revolucionar por completo su forma de identificar las cosas. Deberían crearse imágenes inaceptables. Que las personas se enciendan. Obligarles a comprender que viven en un mundo extraño, un mundo nada tranquilizador, un mundo que no es como creen". En este caso, estamos ante un cuerpo sin cabeza que no tiene ni piel, que es una masa sanguinolenta que expulsa restos orgánicos, heces, detritos. ¿Quizás nos preguntemos ante esta representación, matafóricamente naturalista y simbólica, si la cabeza es la sede del espíritu mientras el cuerpo restante es nuestro depósito vulnerable y carnal y por lo tanto origen de nuestro mal? |